jueves, 25 de septiembre de 2014

Hipócritas







Pues que Gallardón se ha pirado. Vaya pordios. Bueno, se nos pasará pronto el disgusto, no os preocupéis que enseguida pondrán a otro tan entregado como él. En realidad, creo que ya lo tienen pero parece que no puede jurar el cargo o algo por el estilo porque Mariano está en China (y porque no había un sitio más lejos, lo mismo ya ni vuelve porque el pobre hombre tiene frentes abiertos en todas partes) y Felipe en Nueva York (de mayor quiero ser Reina y tener un maromazo como Felipe) así que mientras sí mientras no le han dicho a Soraya, chata ponte tú que ahora nos viene fatal todo este lío y así ya todo queda en casa. La pobre Soraya no debe dar abasto con tanto cargo. La cuestión es que Alberto se ha largado. Todo el mundo está muy contento y tal y es verdad que parece un tipo arrogante y soberbio, como una especie de Nerón engreído con pretensiones de salvador de los valores morales españoles y demás. Mejor fuera que dentro, desde luego. Pero por lo menos el tipo ha tenido coherencia. Se empecinó en cambiar una ley, la del aborto, y le ha salido el tiro por la culata porque ni los de su propio partido le han apoyado. Apostó y ha perdido. Si hubiera ganado sus ínfulas de grandeza habrían sido insoportables y habrían tenido que ensanchar las puertas del Ministerio para que pudiera pasar por ellas. Pero perdió. Perdió y se largó. Pues nada, gracias (o no) por los servicios prestados y hasta otra (o mejor que no).
Ahora, los que para mí no tienen perdón de dios son la panda de hipócritas que dicen llamarse defensores de la vida y que nos gobierna actualmente. No sé cómo no se les cae la cara de vergüenza.
A ver cómo lo escribo para que se me entienda.
Hay gente que cree que una mujer ha de poder decidir si sigue adelante con su embarazo o no. Por el motivo que sea. Porque la madre tiene una enfermedad, porque el que tiene una enfermedad es el feto o porque no le apetece tener un hijo en ese momento de su vida o porque la han violado o por lo que sea. Se establece un plazo legal para abortar sin tener que dar explicaciones (14 semanas) que se amplía en caso de que exista alguna complicación grave que no se haya podido detectar antes. En ese caso sí que hay que justificarlo, es decir, una mujer no puede abortar porque sí cuando está de 20 semanas.
Por otro lado, hay gente que considera que hablamos de persona desde el mismo momento de la concepción de manera que no hay ninguna diferencia entre un embrión de 6 semanas, un feto de 25 semanas, un bebé de 6 meses o un adolescente de 16 años. Así, es lo mismo matar a un hijo de 14 años que abortar un embrión de 6 semanas: un asesinato en ambos casos. Esta gente lo que busca, en realidad, no es una reforma de la ley del aborto sino su completa derogación, que no se pueda abortar nunca ni en ninguna circunstancia ni bajo ningún supuesto. Yo puedo no estar de acuerdo con esta postura pero no deja de tener su lógica.
Y luego vienen estos señores y estas señoras del PP, muy de misa de domingo todos, con sus pendientes de perlas y sus polos de color celeste, que comulgan y creen en los valores de la familia y hasta se manifiestan junto a los grupos provida para protestar contra la reforma socialista de la ley del aborto. Claman al cielo por la pérdida de valores que amenaza nuestra sociedad, dónde vamos a ir a parar, hablan de los derechos de los no nacidos, de la dignidad de la persona y de que no hay que confundir la libertad con el libertinaje y todas esas cosas. Son la herencia de los viajes de las niñas bien a Londres para abortar cuando aquí no se podía pero pueden prometer y prometen que cuando sean ellos los que manden se cargarán tan pérfida ley. Entonces, un día, hay elecciones y ganan los señores de las camisas azules y las señoras de las perlas. Ponen a Alberto de ministro y le dicen, Albertito rey, ponte con lo del aborto y así te entretienes y no nos das demasiado la barrila (bueno, supongo que a él no se lo dirían exactamente así, imagino que le harían un poco la pelota con lo de quién mejor que él para salvaguardar la dignidad de los pobrecitos bebés víctimas de genocidio por culpa del malo malísimo de Zapatero y demás). Y Alberto se puso a lo suyo. Que a ver, tampoco es que se haya dado una prisa kamikaze con la reforma de la ley, eh? Que no digo yo que una ley se redacte en 5 minutos pero, chiquillo, no es de tan suma importancia? No es que se están asesinando miles de bebés en España de forma sistemática? Y te tiras más de dos años, setón? Hombre, por favor. Pero bueno, el caso es que Alberto termina su ley súper chula y va todo orgulloso a enseñársela a Mariano. Y Mariano nota que le sudan las manos y empieza con lo del bueno, es que el consenso, que es que ahora no están las cosas como para tocarle los cojones al personal, que tal vez más adelante, no te lo tomes mal, Alberto, que no es nada personal. Y Mariano, temiendo no poder a volver a sentarse en la poltrona en la próxima legislatura entre tanto recorte, los pesaos de los catalanes y ahora lo del aborto, mete la ley en un cajón y se traga la llave. Que sí que sí, que mucho respeto por la vida y los indefensos angelitos que mueren a manos de sus desnaturalizadas madres pero los votos son los votos. Yo a Mariano y a sus esbirros me los imagino en largas noches de insomnio pensando en los derechos y en la dignidad de los no nacidos. Y rezando mucho, claro. Qué gentuza.
Yo es que esto del sí pero no, no lo acabo de ver. Porque un embrión es exactamente igual que una persona ya nacida (siempre) o no lo es (nunca). Lo que no entiendo es que sólo sea persona cuando conviene y cuando no nos escudamos ante mil supuestos. No me quiero imaginar lo que ha de ser que te violen y mucho menos lo que ha de ser un embarazo consecuencia de  una violación. Creo yo que debería poder abortar una mujer en esas circunstancias? Por supuesto que sí. Pero es que yo creo que una mujer debería poder decidir siempre. Si yo defendiera que es exactamente igual un embrión que  un señor con canas entonces no podría defender el aborto en caso de violación (o malformación o lo que sea). Por una cuestión de mera coherencia. Si es una persona con todos sus derechos igual que cualquier persona ya nacida, entonces se le tiene que proteger como tal siempre. Si matar a una persona es un delito penado con la cárcel debería serlo siempre. Esto del sí pero no pero bueno depende es una patraña y da a entender que, en el fondo, por mucho que digan lo contrario, a ellos tampoco les parece lo mismo un embrión que un niño nacido.
Yo sospecho que esto no es más que una vil excusa para meterse en las vidas ajenas y juzgar el comportamiento de las mujeres. Si te han violado tienes excusa, si tienes una enfermedad tienes excusa, si el feto tiene malformaciones tienes excusa. Pero ay amiga como resulte que has estado dándole una alegría al cuerpo! Entonces te oirás decir que otro día mejor que cierres las piernas, que ahora toca apechugar, que si no fueras tan fresca…lo de siempre, vaya. Lo importante es hacer pagar a la mujer por sus pecados y tiene delito que un señor que nunca, por el simple hecho de no tener útero, va a preñarse, se crea con cualquier tipo de autoridad moral para legislar sobre el uso de, con perdón, nuestros coños y encima tenga la poca vergüenza de querer hacernos creer que lo que hace protege a las mujeres, ya en el colmo de la chulería patriarcal.  Que esta gentuza hable de moralidad es, cuanto menos, irónico.
Yo de verdad que cualquier día me piro con el hijo ratón a la República Dominicana a servir caipiriñas en un chiringuito de la playa y no me veis más el pelo.

martes, 16 de septiembre de 2014

El cole






Que sí, que ya lo sé, que es súper bueno que los niños vayan al cole y socialicen y jueguen con otros niños y aprendan cosas y hábitos y a contar al revés y a comer acelgas (esas que nosotros no nos comemos) y blablablá. Lo sé. De verdad. En realidad sufrimos lo indecible cuando les dejamos en el cole de 9 a 5 y después les apuntamos a extraescolares: el inglés es lo que tiene, que es muy puñetero y si no lo empiezas a los 3 años luego ya es imposible de pillar. Yo, a mi niño, a violín, no lo apunto por mí, eh? Lo apunto por él, que es que le encanta, tiene una sensibilidad! Y tú ves al niño allí en el parque, aporreando un camión con las manos llenas de tierra y arreándole mamporros a la niña con coletas que va a ver qué se cuece y con cara de gilipollas respondes, es verdad, cómo se le nota que es un niño sensible, es raro que no te haya pedido tocar el harpa. Yo es que no he debido haberme fijado bien porque el mío garabatea un poco y no le he dado mayor importancia, a ver si voy a estar coartando su vena creativa si no lo apunto a dibujo artístico a la salida de P2. Mira, mira cómo ha espabilado tu niño desde que va a la guardería, mira qué bien habla (y tú por dentro piensas, claro, que a lo mejor si lo hubiera tenido en mi casa sería mudo, porque no tiene nada que ver que ya tenga los 2 años cumplidos y no se haya criado cual Mowgli con los lobos, qué va, habla por la guardería).
Reconozco que soy de enervación fácil, yo, así que puede que no sea muy objetiva. Pero en serio nos hemos vuelto idiotas por convicción o porque no nos ha tocado más remedio? Tenemos una mierda de sociedad que hace imposible la conciliación familiar, con lo cual tienes dos opciones (bueno, tres, pero la tercera es ser hija de Amancio Ortega y no sé vosotros, pero yo no lo soy, con lo cual es una opción que, en principio, descarto): o no tienes hijos o los tienes y los aparcas. La mayoría los tenemos y los aparcamos. No señalo a nadie con el dedo porque yo soy la primera en hacerlo: guardería desde los 15 meses, el pack completo, con comedor, canguro para recogerlo y bañarlo, casal antes de empezar P3 porque no sabía qué hacer con él. Y no, el niño no se ha muerto, ni se ha traumatizado, ni parece que me odie especialmente (excepto cuando le lavo la cabeza, que a ver si va a ser que tengo un hijo gremlin en lugar de un hijo humano a juzgar por los pollos que monta desde el nanosegundo en que una mísera gota de agua entra en contacto con su cuero cabelludo). Pero no me engaño, al niño no le ha ido bien la guardería, a quien le ha ido bien la guardería ha sido a mí. Un momento, un momento que puntualizo: cuando digo que no le ha ido bien no quiero decir que le haya ido mal ni que le haya perjudicado, cuidado, quiero decir simplemente que no le ha reportado un beneficio mayor que el beneficio que le hubiera reportado quedarse en casa conmigo. Probablemente si hubiera estado en casa conmigo habría llorado bastante menos y habría estado bastante más contento. Que sí que sí, que los niños se tienen que curtir y tal y bien pero estamos hablando de bebés. Tendrán tiempo de curtirse, creo yo. Y eso que el mío fue “tarde” a la guarde, ya no hablemos de los bebés de 4 o 5 meses, vamos, les viene de bien la guardería una barbaridad, ¿cómo, si no, aprenderían los colores y a bailar el trenecito chiquitito? Pero bueno, el caso es que muchos niños van a la guardería y sobreviven y no pasa nada. Pero a mí lo que me alucina es que nos traguemos eso de la liberación y demás y veamos todo esto como algo que hacemos en beneficio de los niños y que cuando se habla de conciliación se pidan más guarderías públicas. ¿Por qué no pedir un cambio social y laboral que tenga más en cuenta las necesidades familiares? ¿En serio que las guarderías públicas son la solución a los problemas de conciliación familiar? El gol que nos han metido debe de ser mayor de lo que creía. O es que a lo mejor los niños, nuestros hijos, nos molestan. Pero ese ya sería otro tema.
Luego empiezan el cole de mayores. A los 3 años, súper mayores, que se les pasa el arroz, vaya. Y otra vez la misma cantinela. Que les viene genial, que aprenden un montón, vamos que si se te ocurre decir que qué pena te da que tenga que empezar el cole ya eres poco menos que una loca hippie trasnochada, sobreprotectora, que los niños tienen que espabilar y aprender. Y si lloran cuando les llevas te están tomando el pelo, que no les hagas caso, que ya se acostumbrarán. ¿Cuándo hemos perdido el recuerdo de cuando éramos nosotros los que teníamos un nudo en el estómago y llorábamos a la puerta del colegio? El niño irá al cole porque no queda otra pero no está tan mal intentar ponernos en su piel, consolarlos y abrazarlos porque lloran. Son nuestros hijos. Si no podemos empatizar con ellos, con quién lo vamos a hacer? ¿Por qué a los adultos les aguantamos los malos humores porque, pobres, han tenido un día muy duro y a nuestros hijos los regañamos como si sus días no fueran tanto o más duros que los nuestros? Yo no estoy deseando que llegue el lunes para que mi hijo vaya al cole, ni vivo el primer día de cole como el día de la madre. Sí, yo también estoy cansada y sí, yo también necesito desconectar a veces y un ratito para mí, para hacer cosas de adulta, o para poder ir a cagar, con perdón, sin que una vocecilla me diga, mamá te acompaño. Pero yo veo a mi hijo y me acuerdo de mí cuando era pequeña y no quería ir al cole y juro que si lloraba no era por tocarle los huevos a nadie.
Me da como vértigo pensar en cómo se puede llegar a deshumanizar una sociedad desde el momento en que creemos de verdad que es realmente beneficioso para un niño que no vea a sus padres durante más de la mitad del día. Qué pena. Y qué mal lo hemos hecho.

martes, 9 de septiembre de 2014

Yo no



No voy a ir a la V convocada para el 11 de septiembre de este año. Tampoco fui a la cadena humana del año pasado. Si finalmente se lleva a cabo la consulta del 9 de noviembre es probable que no vaya tampoco.
No sé si mis motivos son coherentes o incoherentes, lógicos o ilógicos, pero en cualquier caso son los míos y a mí me valen. Principalmente lo que me pasa es que no me siento representada por la causa. La gente que me conoce un poco sabe que no me gustan las banderas, ni las de aquí ni las de allí. En teoría se denuncia una situación de injusticia a nivel de gestión, que me puede parecer más o menos creíble (no entiendo tanto de números ni de las complejidades de la gestión administrativa y económica de un país – imagino que puede haber tantas explicaciones y tantos matices como gente interesada en el pastel, vamos, que seguro que lo que cuenta Mas es distinto a lo que cuenta Rajoy y supongo que cada uno tendrá su cuota de razón o verdad). Si se presentan unos hechos puramente objetivos, si alguien me dice no, mira, a mí me da igual, yo creo que es mejor separarnos por una cuestión estrictamente económica, porque si somos pequeños podremos gestionarnos mejor y será más fácil, lo compartiré más o menos pero soy capaz de entenderlo. Pero, inevitablemente, se termina en derroteros patrióticos. Discursos identitarios. Ellos contra nosotros. Y eso a mí me mata.
Por un lado, no me gustan los nacionalismos. Y no me refiero a los nacionalismos separatistas exclusivamente, me refiero a todos los nacionalismos, también a los unitarios y totalitarios. Sé que las situaciones y las circunstancias no pueden equipararse pero la historia está tristemente llena de trágicos desenlaces de componente nacionalista. No pongo en duda que la mayoría de nacionalistas son gente de bien. Honestamente creo (o quiero creer) que hoy y aquí nadie estaría dispuesto a ir a la guerra por sus ideales nacionalistas. Pero tampoco creo que en otros lugares en los que la cosa ha acabado como el rosario de la aurora estuvieran deseando o anticipando una guerra. Supongo que todo el mundo piensa que a ellos no les pasará pero a veces es suficiente con encender la mecha si el caldo de cultivo está creado. Hermann Göring, fundador de la Gestapo nazi, en una entrevista que concedió mientras estaba en la cárcel durante los juicios de Nuremberg declaró: Por supuesto, la gente no quiere guerra. ¿Por qué querría un pobre diablo en una granja arriesgar su vida en una guerra cuando lo mejor que puede conseguir es volver a su granja de una pieza? Naturalmente, la gente de a pie no quiere guerra; ni en Rusia ni en Inglaterra ni en América, ni por supuesto en Alemania. Eso se entiende. Pero, después de todo, son los líderes del país los que determinan la política y es siempre algo muy simple arrastrar al pueblo, tanto si es una democracia, o un régimen fascista, o un parlamento o una dictadura comunista. El pueblo siempre puede ser arrastrado a los deseos de los líderes. Es fácil. Todo lo que tienes que decirles es que están siendo atacados, denunciar a los pacifistas por falta de patriotismo y poner al país en peligro. Funciona igual para todos los países." Y no, ya lo sé, no es lo mismo la Alemania de los años 30-40 que la Cataluña – España actual. Pero no es difícil crispar los ánimos apelando al sentimiento patriótico. Y eso a mí me repatea el hígado. Lo siento, pero es así. No creo en hechos diferenciales de ningún tipo. El lugar de nacimiento es algo meramente circunstancial, producto del azar. Obviamente el hecho de criarse aquí en vez de en Botswana lleva a desarrollarte de un modo distinto. ¿Y qué? ¿Queremos una medalla? Tampoco es lo mismo criarse en la zona alta de Barcelona que en un pueblo rural del interior que en un barrio obrero del área metropolitana. Pero eso no es código genético, es azar.  Y por supuesto que yo también le tengo apego esto en tanto que tengo aquí a mi familia, a mis amigos y a mis recuerdos. Pero apego a la tierra como madre patria, llamadme descastada, yo cero. Me hace gracia la dicotomía esta de si te sientes más española o más catalana, o las dos cosas por igual, o una cosa sí y la otra no. ¿Qué significa exactamente sentirse catalán? ¿Y español? ¿Qué se supone que he de sentir distinto sintiéndome catalana? Yo no puedo hablar ni sentir por todos los catalanes, no los conozco a todos y sólo puedo hablar por mí, y no creo tener más cosas en común con un tío de Castellfollit de la Roca por el mero hecho de ser catalán igual que yo que con uno de Valdepeñas, por poner un ejemplo.  No somos más nobles ni más honrados ni más trabajadores ni más tacaños. Me agota esta épica de buenos tiempos pasados arrebatados, del romanticismo de las derrotas injustas, de que todo lo malo que nos pasa es culpa de los demás. Estoy harta de que nos miremos el ombligo, de que seamos incapaces de hacer autocrítica, de los tópicos, de escuchar discursos de gente que habla por hablar de, por ejemplo, lo bien que viven en Extremadura sin ser capaces apenas de situar Extremadura en el mapa. Vamos, que yo si tuviera tan meridianamente claro lo cojonudamente bien que se vive en Extremadura me vendería el chiringuito y me instalaría allí mañana mismo a comer jamón ibérico y a vivir del cuento, coño, que es que además de buenos somos tontos.
Por otro lado, el proceso soberanista actual, me parece de un oportunismo político que tira de espaldas. Cuando la cosa iba bien, cuando teníamos los bolsillos llenos, todos contentos. Es cierto que ardores patrios ha habido siempre, desde luego, pero no a esta escala ni a este nivel generalizado (que digan lo que digan fuera de aquí, existe). Cuando las cosas han ido mal de verdad, cuando ya no se ha podido seguir derrochando, cuando asumir responsabilidades era peligroso para asegurarse la continuidad en la poltrona, de repente se ha empezado a echar balones fuera y a abrir los ojos a los incautos catalancitos para que vieran que por culpa de los demás nosotros estamos mal. Y mientras hablamos de esto y nos peleamos y organizamos cadenas humanas no hablamos del derroche y del choriceo vario ni hacemos autocrítica ni vemos qué podemos hacer mejor. Y CIU y Esquerra Republicana se dan de la mano, vamos, un pacto súper natural. O a lo mejor es que Esquerra tampoco es tan de izquierdas porque a mí, personalmente, el término “izquierda nacionalista” me parece, cuanto menos, un oxímoron. Pero es solo una apreciación personal.
Tengo un amigo muy politizado y muy involucrado en la causa al que veo poco pero con el que me llevo bien que siempre, medio en broma (o no tan de broma) me dice que, en realidad, los que nos declaramos “ciudadanos del mundo”, lo que afirmamos no sentirnos representados por ninguna bandera, en el fondo somos españolistas encubiertos. Yo no sé los demás pero desde luego no es mi caso. Porque aunque por toda mi perorata no lo parezca, creo en el derecho de autodeterminación de los pueblos. Y creo que los pueblos deberían tener derecho a decidir cómo se organizan. Pero creo que debería hacerse siguiendo las reglas del juego. Que no digo que sean las mejores reglas pero, para bien o para mal, son las que son y si no nos gustan pues deberíamos poder cambiarlas. Pero no tiene sentido enrocarse en una postura que, legalmente, no reconoce nadie y no lo creo, repito, porque crea que tenemos unas reglas del juego cojonudas, sino porque simplemente no me parece operativo, tanto esfuerzo no va a servir para nada. Tampoco comprendo, por otra parte, esa constante negación por parte del gobierno central de una realidad que, les guste más o menos, existe. Porque existe. Aunque luego hablen de mayorías silenciosas que no se manifiestan. Aquí y ahora en Cataluña hay un sentimiento nacionalista importante que me parece absurdo negar. Como no comprendo los discursos de pertenencia e identidad nacional no me vale el discurso de España unida pormiscojones. Nadie sale ganando aquí si no se acercan posiciones. La negación constante y continua de un sentimiento y una realidad no hace más que acrecentar esos sentimientos nacionalistas y entramos en un círculo vicioso sin fin. Por último, no comprendo algunos comentarios y algunas posturas de ciertos sectores de fuera de Cataluña. Hace un par de días leí en Facebook un comentario de alguien refiriéndose a los independentistas como sepa-RATAS. Eso sobra, ni que sea por una mera cuestión de educación. Y lo de los putos catalanes y lo de los polacos y lo de lo malos malísimos que somos porque enseñamos catalán a nuestros hijos en los colegios y tiene que venir Wert a arreglar el desaguisado con una ley absurda que parece que la haya puesto ni que sea por tocar los cojones. Pero vamos a ver, por poner un símil, si yo estoy en una comunidad de vecinos y resulta que los del 4ºB se quieren marchar del bloque, y encima son unos vecinos horrorosos, maleducados, gilipollas, ruidosos, que encima no quieren pagar las cuotas y yo los odio tanto como para referirme a ellos como sepa-RATAS, lo más normal sería que quisiera que se marcharan cuanto más lejos mejor, ¿no? Pues se ve que no, que prefiero que se jodan ellos aunque eso signifique joderme yo. Eso sí, tendré un bloque unido por mis huevos. Y viva el bloque!
En fin. Que no. Que yo paso. Que no me gustan ni unos políticos ni otros, que no me siento representada por nadie, que no me gusta en lo que se está convirtiendo todo esto. Así que no voy. Además, no puedo: le he prometido al hijo ratón un día en el Tibidabo.