lunes, 24 de marzo de 2014

Me saca de quicio


El otro día escribí una entrada muy flower power sobre las cosas que molan del mundo y sonrisas y demás. Que era todo verdad y hay cosas que son molonas en serio. Pero últimamente tengo los niveles de tolerancia humana bajo mínimos y me he dado cuenta de que me estoy volviendo una gruñona y hay muchísimas cosas que me sacan de quicio, como por ejemplo:

                              
1-      Que me organicen la vida. Vamos a ver, ¿he pedido yo opinión? ¿Ayuda? ¿Consejo? No, ¿no? Pues qué misterio insondable hace que os autoerijáis en conocedores universales de lo que me conviene? Dejadme en paz, coñoya.

2-      Los perdonavidas y los paternalistas. Me sacan MUCHO de quicio. Acostumbran a ser tíos y te miran en plan venga bonita, no te alteres. Así como con media sonrisa de perdonavidez que te dan ganas de darle una patada en los huevos a ver quién le perdona la vida a quién. Los uy, yo estoy por encima del bien y del mal y sé lo que necesitas. Claro, yo también sé lo que necesitas. Que alguien te baje los humos, rey.

3-      El coaching en general. Repito, el coaching, no la terapia psicológica. Todo el rollito este de retrotráete a cuando eras una esclava egipcia para entender por qué te duelen los ovarios cuando te viene la regla (esto me lo estoy inventando pero lo mismo existe, vete a saber) o reconcíliate con tu padre y se te curará la celiaquía (esto no me lo estoy inventando). No os gastéis el dinero. Id a misa, no os curará pero es gratis.

4-      La gente maleducada. Típico, lo sé, pero me saca de mis casillas. Como la pava esta que me encuentro por las mañanas. Es un madre del cole de mi hijo. Si no me la cruzo en la puerta de la guarde 4 días de 5 no me la cruzo nunca. Tan sumamente difícil es, pedazo de antipática, bajarte de tu pedestal de diosa de color de rosa para darme las gracias cuando te aguanto la puerta para que no se le cierre en los morros a tu princesita cuando entras con el carrito? Igual es lo que tiene tener un palo metido en el culo, que te imposibilita para dar los buenos días.

5-      Los independentistas. Bueno, no, los independentistas no. Me sacan de quicio los nacionalistas – independentistas pesados y miraombligos. Que ya sé que es muy políticamente incorrecto y tal pero sois unos agonías, colegas. De verdad, votemos ya lo que sea de una puñetera vez. Os juro que votaré sí a la independencia y me iré a currar cada día con la barretina si dejáis de dar la brasa. Cansinos.

6-      Lo mismo me vale para los nacionalistas españolitos que se llevan las manos a la cabeza porque en vez de hacer de nuestros hijos hombres de provecho, oh sacrilegio, los llevamos a colegios catalanes donde les hablan en catalán. Adoctrinándolos ya desde pequeñitos para que odien el español e insistan en hablarle catalán a un tío recién llegado de Antequera. Tomaos algo, anda.

7-      La listez.  No la inteligencia, eh? Ni el talento. Eso me da envidia. No, no, yo digo la listez. Vamos, el enteradillo de turno que ha de dejar constancia verbal de toooodo lo que sabe y de lo poco que sabes tú. Evidentemente ha de dejarlo así que conste en acta no vaya a ser que no te des cuenta de lo listo que es. Es lo que tiene.

8-      Los tíos hablando de mujeres en términos como:

      “ Anda no os quejéis, pero si en el fondo mandáis vosotras”

      “ Prefiero que me pille la policía a que me pille mi mujer”

      “Divorciarme? Si a mí no me importa compartir mientras no tenga que hacer cola”

      “Déjala, le habrá venido la regla”

     “Yo sé lo que necesita esta para que se le pase el mal humor”.

En serio, no hace gracia. ¿Alguna vez habéis visto reírse a una mujer ante semejantes perlas? Pues eso.

9-      Las faltas de ortografía. Vale. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Pero  un tío que tenga el cuajo de escribir “haber si hablamos” o “te busco por hay” sin que le tiemble el pulso se merece, como mínimo, la deportación a Tallinn.

10-  Terminar un post y después de publicarlo darme cuenta de que me he dejado un montón de cosas que me hacen hervir la sangre. Pero así tengo material para otro post.

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